Mira chica deberías hacértelo mirar, porque eres como un imán para los problemas. Ahora que por fin Rihanna no sólo ha vuelto a dar la cara en la calle, sino que también ha vuelto a las andadas festivas, la noche tiene que acabar emborronada.
Pues sí, Rihanna se ha ido de fiesta el miércoles pasado a un club de moda de Los Angeles junto con las nuevas incondicionales de la noche y solteras de moda Hayden vas-por-buen-camino Panettiere y Katy Perry. El caso es que, como era de preveer, a la puerta del bar había una nube de periodistas intentando captar fotos y, si hubiese colado, alguna palabrita de la cantante. Pues no, de palabras nada, fotos alguna, pero lo que sí que hubo fue multa.
Después de meter (casi literalmente porque la verticalidad no la tenía muy localizada) a Rihanna en el coche, éste se fue del escenario como alma que lleva el demonio, saltándose semáforos en rojo, realizando maniobras peligrosas (deciros que casi se llevan a un paparazzi por delante), acelerando considerablemente… vamos que todo acabó como tenía que acabar con parada de la policía y multazo al canto. Menos mal que no se libraron por eso de ser famosos…
Pues no, la cosa no acabó ahí. Una vez ya en casa de Rihanna, a eso de las tres y veinte de la mañana alguien desde dentro avisó a la policía (otra vez entran en escena). Tras 30 minutos llegaron los uniformados que entraron a la estancia acompañados del guardaespaldas personal de la chica. No sabemos qué harían o qué no harían pero se fueron a las 4 de la mañana. Igual estaban formalizando multas…
Bueno pues como Ri no debía de tener mucho sueño a esas horas, a las cuatro y media se volvió a ir, esta vez hacia un hotel de Beverly Hills. ¿Iría a ver a Chris Brown? Madre mía, qué noches tan tan moviditas.